lunes

a los Treinta días del mes de Marzo del año 2009


Señor U:

Tan solo veinte minutos, veinte minutos, mi arma ya estaba con sus balas dentro y todo estaba pronto a terminar de la manera que yo decidía.
Pero su increíble inexistencia todo lo ha cambiado y ahora el guión toma otro curso.
De repente esa voz que intentaba ignorar, por lo débil que parecía en sus gritos, se hizo escuchar y me dicto lo que debía hacer.
Corrí a las calles, buscarlo fue de lo mas excitante, era una adrenalina que se mezclaba con la felicidad mas grande.
Luego de doblar y llegando a una plaza que me hace reír por la extraña disposición de sus toboganes, pude verlo querido Señor, sentado en una vereda, pensando y tratando de adivinar por que será que ninguna rama de árbol llego hasta el cielo, pera luego descubrir el por que de la poda.
Me saque los zapatos y me senté a mirarlo. Sus ojos tan azules como el cielo, me explicaron, mientras usted ni me miraba, que no debía acercarme, que en mirarlo de lejos ya estaba mi respuesta.
Gracias señor, gracias a usted hoy no me perdí lo bien que se vio el cielo teñido de amarillo por la mañana temprano.
Es todo cuento debo informar,

Prudence.-

Pd.: Hoy el viento dejo de soplar cuando al pasar por Av. Santa Fe y Florida, una estatua de San Martín me guiñó el ojo.

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